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Maracaibo, 05 de Julio de 2005
Sr (es).
Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARN)
Instituto de Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (ICLAM)
Comisión de Ambiente de la Gobernación del Zulia.
Corporación para el Desarrollo del Estado Zulia.
PROMOZULIA
La presente comunicación tiene como intención dar a conocer ciertas inquietudes que varios profesionales investigadores en el área de la ecología aplicada y la biología de la conservación, asociados a la Facultad Experimental de Ciencias de La Universidad del Zulia, hemos tenido con relación a la crítica situación por la que actualmente está pasando el sistema de la Cuenca del Lago de Maracaibo en términos de deforestación y la urgencia que esto añade a la correcta y responsable planificación para la conservación de los recursos hídricos y la biodiversidad en el Estado Zulia, especialmente en la Zona Protectora del Guasare, hoy zona prioritaria de conservación en la cual también se vislumbra el fortalecimiento de un polo de desarrollo en base a la minería del carbón.
Sabemos que para el manejo integral de una cuenca, es imprescindible la preservación de la integridad de sus coberturas de vegetación boscosa (Cavelier & Vargas, 2002). Estas comunidades biológicas son de vital importancia en el mantenimiento y regulación de los ciclos hídricos, pues contribuyen a proteger los cursos de agua, a prevenir los escurrimientos y erosión que durante las lluvias torrenciales generan inundaciones en zonas deforestadas, a amortiguar las tasas de evaporación que generan sequía en las estaciones secas y a mantener la calidad de las aguas a través del fino sistema de raices, la estructura de la hojarasca, detrito y troncos de las laderas y cursos de agua (Ehrlich & Money, 1983; Likens 1991; Power et al. 1996 citados en Primack et al. 2001a). Además del mantenimiento del clima y el recurso hídrico, promover el mantenimiento de los bosques nos asegura a las poblaciones humanas otros servicios ambientales como a) regulación de la composición química de los gases atmosféricos, b) almacenamiento de reservas de agua en capas freáticas, c) control de erosión y retención de sedimentos, y d) refugio o provisión de hábitat para poblaciones residentes y migratorias (Primack et al. 2001b). El reconocimiento de la importancia de los bosques como fuentes de servicios ambientales fue recientemente ratificada por el estado Venezolano mediante su adhesión al Protocolo de Kyoto, al Convenio de la Diversidad Biológica y al Convenio de Desertificación.
Es por la importancia de nuestros bosques como componente esencial del sistema de la Cuenca del Lago de Maracaibo y los servicios que provee, que nos preocupa la alarmante cifra de deforestación calculada por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARN) y publicada en 1996 en el informe “Balance Ambiental de Venezuela, Apéndice 1996” (Global Forest Watch, 2002) para el Estado Zulia.
En este informe, el MARN estima que desde 1982 hasta 1995 desapareció el 56.8% de los bosques del estado Zulia (Ver ANEXO 1). Si tomamos en cuenta la tasa de deforestación estimada para éste período (172.658 ha/año), es posible proyectar la desaparición del 100% de la cobertura boscosa en la actualidad para todo el estado, con excepción de las áreas que se encuentran dentro del sistema de áreas protegidas.
A pesar de no existir aún estudios específicos que así lo afirmen, el conocimiento científico sugiere la hipótesis de que la pérdida actual de la vegetación boscosa puede estar expresándose en los frecuentes e intensos eventos de inundación que se han reportado a lo largo de la planicie de Maracaibo y otras zonas de tierras bajas, traduciéndose en perdidas humanas e inversiones millonarias para el Zulia. La deforestación se podría estar expresando también en el aumento en la intensidad de las descargas de los ríos al Lago de Maracaibo aumentando así el aporte de sedimentos y catalizando la aparición de la planta Lemna sp. en el espejo lacustre.
Sumado a esto, el Libro Rojo de la Flora Venezolana (Llamozas et al., 2003) reporta un trabajo realizado por el Fondo Mundial para la Conservación de la Vida Silvestre (WWF) donde se indica que la única ecoregión calificada EN PELIGRO CRITICO DE EXTINCIÓN en toda Venezuela son los Bosques Húmedos del Catatumbo catalogándolo como un ecosistema virtualmente eliminado. En el mismo trabajo, se reporta la ecoregión Bosques Secos de Maracaibo y la ecoregión Matorrales Xéricos de la Guajira-Barranquilla como ambientes EN PELIGRO DE EXTINCIÓN. De igual manera, la ecoregión Bosques Montanos de la Cordillera Oriental de los Andes (Perijá) fue clasificada bajo la categoría de VULNERABLE DE EXTINCIÓN (Ver ANEXO 2).
Creemos que estas alarmantes cifras y predicciones realizadas para estos ambientes naturales por instituciones e investigadores de alta credibilidad a nivel nacional e internacional no deben de ninguna manera ser pasadas por alto.
Estos datos colocan irremediablemente al Sistema de La Cuenca del Lago de Maracaibo como la región mas degradada de Venezuela en cuanto a sus ecosistemas terrestres y generan de manera obligada, la necesidad de establecer un MARCO DE URGENCIA PARA LA INVESTIGACIÓN, RECUPERACIÓN Y CONSERVACIÓN de estos ambientes frente a su inminente CONDICIÓN CRÍTICA. Este marco de urgencia implica la necesidad de concientizar sobre el estado crítico de los bosques protectores de la cuenca a los entes reguladores y planificadores del desarrollo en la región (MARN, ICLAM, CORPOZULIA, entre otros) y promover proyectos de reforestación a nivel de paisaje en base a conocimientos en ecología de la restauración especialmente en las zonas de piedemonte de toda la cuenca del lago y en las planicies de desborde de los ríos mas importantes.
Actualmente existen estrategias de reforestación aplicadas exitosamente en otros países que incluyen cambios en los sistemas económicos en áreas estratégicas. Estos sistemas incluyen incentivar a los usuarios de la tierra a la conservación y protección de sus bosques mediante pagos sostenidos por mantenimiento de servicios ambientales (Ver ANEXO 3). Consideramos que estas estrategias deben ser revisadas y estudiadas en conjunto con la comunidad académica y científica adscrita a institutos y universidades locales como parte de la solución a largo plazo en la restauración de los ecosistemas degradados del Estado.
Por otro lado, este marco de urgencia exige también a la comunidad científica y a los tomadores de decisiones a nivel ambiental (MARN, ICLAM), una evaluación a fondo de la viabilidad y pertinencia de proyectos de desarrollo planificados en piedemontes, bosques ribereños y especialmente en las ZONAS PROTECTORAS pertenecientes al sistema ABRAE, que deben convertirse hoy en áreas estratégicas de preservación y recuperación para el mantenimiento del recurso hídrico del Estado Zulia.
En este sentido, es necesario remitirnos al caso del plan de desarrollo en base a la minería que comenzó en 1987 y continua hoy en la región de la ZONA PROTECTORA DE SAN RAFAEL DE GUASARE en el Municipio Mara.
Declarada Zona Protectora el 6 de Octubre de 1973, ésta se ubica en el extremo noroccidental del Estado Zulia, en los límites con Colombia. Cabe destacar, que su declaratoria obedeció a la necesidad de proteger los bosques y las nacientes de los ríos Guasare, Socuy y Cachirí, incluyendo los dos sitios de embalse del Sistema Hidráulico Luciano Urdaneta, los cuales constituyen las fuentes de abastecimiento de agua potable a la ciudad de Maracaibo y los centros poblados de la Costa Oriental del Lago. Los bosques de esta Zona Protectora ciertamente funcionan como la “Fabrica de Agua Potable” de la región del Zulia, y frente a la CONDICIÓN CRÍTICA en términos de deforestación en el estado, es necesario reconocer que el mantenimiento de la integridad de los bosques de esta zona protectora en especial, es VITAL, ESTRATÉGICO Y PRIORIDAD para la conservación de bosques en el estado.
La zona protectora viene sufriendo desde los años 70 una contracción paulatina de la extensión de sus bosques, especialmente en la cuenca baja y media. Sin embargo, una estudio de investigación reciente del Departamento de Biología de La Universidad del Zulia estimó que desde 1986 hasta el año 2001 se perdió un 39% (con un 70% de confiabilidad) de los bosques secos tropicales ubicados en la cuenca baja de los ríos Socuy, Guasare y Cachirí, dentro de los línderos de la Zona Protectora (Portillo-Quintero, C. 2004). Este cambio de cobertura llama la atención, ya que fue en 1987 cuando se introdujo por primera vez un polo de desarrollo en la cuenca baja de estos ríos, en base a la explotación carbonífera de la Mina Paso Diablo, que luego fue aumentada con la Mina Norte. Sin embargo, este trabajo también evidenció que el bosque no solo dio paso a las minas sino también que las coberturas boscosas en los alrededores fueron transformadas para el uso agropecuario y suelo descubierto.
En el análisis se presume que la construcción de una carretera pavimentada desde Carrasquero hasta Mina Paso Diablo y otra carretera de tierra desde la carretera pavimentada hacia la Mina Norte, destinadas para el transporte del carbón, sirvieron como un vector para el traslado de poblaciones antes en lugares remotos hasta las adyacencias de las minas acelerando el avance de la frontera agrícola dentro de la Zona Protectora.
En otro trabajo, esta vez publicado en la Revista Geográfica Venezolana titulado “La actividad carbonífera y su incidencia en el territorio zuliano: propuestas parciales para un plan de ordenamiento territorial” (Rojas, Y., 2004), la autora documentó los cambios socio-territoriales suscitados en la cuenca baja de los rios Socuy, Guasare y Cachirí, y confirma que al iniciarse la actividad carbonífera se construyeron vías de penetración, se ampliaron y mejoraron carreteras que se encontraban en completo abandono, lo cual favoreció la accesibilidad y la interconexión de los sectores agrícola y ganadero con los centros de consumo regional.
Estos resultados evidencian la influencia de aspectos a nivel del paisaje que no fueron tomados en cuenta al momento de la planificación de desarrollo minero para 1987 como lo son la influencia de las vías de acceso y las respuestas socio-territoriales en el aumento de las tasas de deforestación locales, resultando en la pérdida de una cantidad mayor de bosque a la proyectada dentro de la Zona Protectora. Es necesario recordar que estos eventos no prevenidos son particularmente graves debido a que ocurrieron dentro una zona destinada a la protección de los bosques como parte del recurso hídrico de la región.
A nivel internacional, es un tema conocido el hecho de que la construcción de las vías de penetración o vías de acceso en áreas boscosas aumentan las tasas de deforestación al permitir el acceso a poblaciones antes imposibilitadas de acceder a estas zonas. En Brasil, por ejemplo, el Proyecto Dinámica Biológica de Fragmentos Forestales liderizado por el Smithsonian Tropical Research Institute (STRI) ha realizado evaluaciones del impacto de la construcción de carreteras sobre la degradación de los bosques donde se predicen zonas altamente afectadas entre 0 a 25 km alrededor de una carretera pavimentada y entre 0 a 10 km alrededor de carreteras no pavimentadas (Laurance et al, 2001) incluyendo efectos abióticos y bióticos que alteran la ecología del bosque y desaparición de los mismos para dar paso a otros usos de tierra. Otros estudios resaltan actualmente la influencia de la construcción de vías de acceso en la configuración socio-territorial y la influencia en cambios de cobertura terrestre como una tendencia natural en la dinámica del paisaje (Nelson, G & Hellerstein, D. 1997, Laurance et al., 2000, Leclerc, G. & Rodríguez Chacón, J. 1998), destacando la necesidad de prever, desde el momento de la planificación, eventos de expansión de la frontera agrícola alrededor de las vías de acceso, especialmente en tierras bajas o de ligera pendiente.
Nuevos estudios han descubierto también que la deforestación realizada en sitios puntuales afecta la decisión en usuarios de la tierra de los alrededores, impulsando la deforestación en áreas vecinas (Robalino & Pfaff, 2004). Este comportamiento observado se conoce como “efecto de las interacciones socio-territoriales positivas” en la dinámica del paisaje. Los investigadores aseguran que las proyecciones de deforestación realizadas sin tomar en cuenta las interacciones positivas pueden no ser confiables y recomiendan su inclusión dentro de la toma de decisiones en la planificación de desarrollo.
Los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) realizados para la explotación carbonífera en la Zona Protectora del Guasare han sido históricamente enfocados a la evaluación de los impactos dentro de las áreas destinadas a la exploración, explotación y transporte del producto minero, dejando como responsabilidad en el control de los cambios socio-territoriales a las instituciones gubernamentales dedicadas a la vigilancia en las zonas protectoras. Sin embargo, es importante destacar que las tendencias recientes en evaluaciones ambientales han conducido a utilizar instrumentos de evaluación como el Estudio de Impacto Ambiental Acumulado con fines de Planeamiento Ambiental, donde se incluye la construcción de meta-modelos para analizar el rango e influencia a nivel espacial (local y global) y temporal tomando en cuenta aspectos ecológicos, sociales y económicos en la zona de interés. Estos métodos está particularmente orientado a estudiar la acumulación de cambios ambientales que pueden generar eventos “sorpresivos” en una escala espacial y tiempo específico (Castillo, A & Van Zanten, J., 2004)
Con respecto a los planes de apertura de nuevas minas de extracción carbonífera en las adyacencias de los ríos Socuy y Cachirí, Rojas (2004) en su trabajo publicado en la Revista Geográfica Venezolana afirma que se ampliaran y reforzaran las vías de acceso y transporte del carbón. Explica que en las nuevas zonas de expansión minera se puede extrapolar la situación ocurrida con las actuales minas; se desplazarán los usos preexistentes en los sitios elegidos para el emplazamiento de las minas y los campamentos, serán desplazados usos agropecuarios y bosques de galería, y es probable que la frontera agrícola avance con los frentes de explotación carbonífera (Ver ANEXO 4).
Es por ello que sentimos el deber, frente a la evidente CONDICIÓN CRÍTICA y de amenaza en la que se encuentran los bosques protectores de la Cuenca del Lago de Maracaibo, y dada la prioridad que ésta condición otorga a la preservación de los ecosistemas forestales de la importante ZONA PROTECTORA DE SAN RAFAEL DE GUASARE, de promover una mayor exigencia en la formulación de las Evaluaciones de Impacto Ambiental en el reforzamiento de polos de desarrollo en base a la minería, exigiendo la inclusión de modelos matemáticos espacialmente explícitos de la influencia socio-territorial de los proyectos, a la luz del conocimiento actual de los efectos generados por ciertos elementos del paisaje como las vías de acceso y las interacciones socio-territoriales positivas.
Creemos conveniente y pertinente solicitar que la información de los EIA asociados a la explotación carbonífera sea expandida con:
· Un modelo espacialmente explicito generado con Sistemas de Información Geografica (SIG) donde se muestren diferentes escenarios posibles de afectación a nivel del paisaje. Este modelo puede ser construido con módulos de algoritmos simples como el MCE (Multi-criteria Evaluation o evaluación multicriterio) del software Idrisi Kilimanjaro o el Macro Modeler de ArcView, utilizando variables ecogeográficas. Los escenarios de afectación deben basarse en datos recientes y actualizados de la influencia de las vías de acceso actuales y por construir, proyecciones de densidad poblacional, distancia a poblados, potencial de actividades madereras ilegales, debilidad en la vigilancia ambiental, pendientes de terreno, potencial de erosión, potencial de afectación generada por el polvillo del carbón, etc., pudiendo ser construidos bajo presunciones optimistas y pesimistas (Para mayor información ver Leclerc & Rodríguez Chacón, 1998; Laurance et al., 2001). En el Anexo 5, se muestra un ejemplo.
· Un modelo econométrico multivariado que incluya el efecto de interacciones socio-territoriales positivas y proyecte diferentes escenarios de afectación tomado en cuenta el potencial de deforestación frente a las necesidades locales de los habitantes en poblados cercanos a las minas, influencia de vías de accesos y la dinámica local de cambios de cobertura. (Ver Pfaff, A. 1999; Kerr, S., A. Pfaff and A. Sánchez en proceso, Robalino & Pfaff, 2004, la experiencia de Walker, R. et al. 2004 en el proyecto “Un modelo del comportamiento de los cambios de cobertura en la cuenca amazónica” en el ANEXO 6, y recomendaciones de Castillo, A & Van Zanten, J., 2004)
· Un 40-50% de citas a literatura o bibliografía generada en los últimos 5 años y publicadas en libros y en revistas nacionales e internacionales. Esto debe ser igual para la proporción de citas utilizadas en las estrategias propuestas para la mitigación de daños ambientales (reforestación, actividades agroecológicas, etc.).
· La publicación completa de las Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) y los modelos sugeridos en Internet (Via http://www.marn.gov.ve) de los proyectos carboníferos en formatos portátiles y de fácil acceso como Portable Documentation Files (PDF), Presentaciones de Power Point (PPT), y documentos de Microsoft Word (DOC). En varias secciones si es necesario. Es también necesario que una vez realizados estos estudios se sometan al escrutinio de la comunidad científica y la sociedad civil mediante foros y talleres.
· Una explicación detallada de las estrategias de mitigación de la deforestación a nivel de paisaje. Los métodos de reforestación deben seguir los principios básicos y avanzados de la ecología de restauración, con base en las teorías de dinámica de la sucesión vegetal. Si dentro de las estrategias, se propone la reforestación mediante la aplicación local de sistemas económicos alternativos (incentivos económicos o PSA), se debe indicar la cantidad de usuarios de la tierra involucrados, la identificación de cada usuario, una evaluación independiente de viabilidad económica de la propuesta, el sistema de pagos diferenciados debidamente descrito y una explicación detallada de las estrategias para el mantenimiento y sostenibilidad del sistema económico a largo plazo.
Para el mantenimiento de la objetividad de los estudios espaciales deben exigirse evaluaciones independientes no vinculadas a las empresas carboníferas y al ente gubernamental que propone el proyecto, preferiblemente provenientes de institutos de investigación como el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), la Universidad Central de Venezuela y otras organizaciones nacionales o internacionales de alta credibilidad.
La experiencia en la Cuenca Baja del Guasare en el período 1986-2001 demuestra fallas en la mitigación de las consecuencias socio-territoriales para prevenir deforestación.
La región del Zulia, específicamente las beneficiadas con el agua potable proveniente de la Zona Protectora del Guasare, no puede darse el lujo de permitir nuevas fallas en la disminución o mitigación del aumento de tasas de deforestación.
Para evitar situaciones similares en el futuro, especialmente en este escenario de alerta ambiental en que se encuentra el Estado Zulia, la formulación de Evaluaciones de Impacto Ambiental que incluyan estudios avanzados de impacto socio-territorial debe ser extrapolado a todos y cada uno de los proyectos de desarrollo planificados para áreas de piedemonte, zonas protectoras y bosques ribereños. Se recomienda que los resultados deban ser evaluados por un comité técnico de alto nivel proveniente de instituciones como el MARN, el ICLAM, La Universidad del Zulia y dos o tres asesores externos.
Reconocemos la relevancia que ha tomado la expansión de la explotación carbonífera en la región de Guasare para la formulación y puesta en marcha de proyectos de inversión a nivel del Estado Zulia y a nivel nacional. No obstante, estamos convencidos que elevar la rigurosidad de las evaluaciones de impacto ambiental con modelos espacialmente explícitos de afectación socio-territorial en la región del Guasare permitirá a los entes reguladores en la planificación ambiental, a la comunidad científica y a la sociedad en general:
· Discutir sobre la viabilidad y conveniencia de los proyectos de desarrollo en áreas estratégicas de conservación tomando en cuenta los riesgos implícitos para el mantenimiento del recurso hídrico, la biodiversidad y el estado crítico de los ecosistemas forestales de la cuenca.
· Exigir la disminución o mitigación de los potenciales daños ambientales colaterales a nivel de paisaje (deforestación) y realizar proyecciones sobre la inversión que los entes responsables deben realizar para ello.
· Incluir a la comunidad científica y sociedad civil en las decisiones fundamentales de desarrollo para la región del Zulia, especialmente aquellas que impliquen la eliminación de recursos de interés colectivo como los bosques protectores de la cuenca del Lago de Maracaibo.
La conservación de los recursos forestales del Sistema de la Cuenca del Lago de Maracaibo es ciertamente uno de los retos más importantes para la planificación ambiental en Venezuela.
La necesidad de aplicar regulaciones estrictas en el desarrollo en la región nunca fue tan importante como lo es hoy. Somos hoy el estado mas deforestado del país y con mayor amenaza a la desaparición de ecosistemas terrestres.
Esperamos que el presente manifiesto sirva para alertar sobre las consecuencias sociales, económicas y ecológicas de la condición actual de la cuenca y para elevar la discusión sobre los cambios concretos que la dirección regional debe asumir para construir una planificación ambiental que revierta esta condición crítica y que nos guíe hacia al desarrollo sostenible.
Firman:
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Biól. Carlos Portillo-Quintero Dr. Miguel Pietrangeli
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Biól. Gonzalo Godoy Dra. Marisabel Cabrera
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Dr. José Elí Rincón Dr. Carlos L. Bello
Breve resumen profesional de los investigadores firmantes:
MSc. (c) Carlos Portillo-Quintero: Egresado del Departamento de Biología de La Universidad del Zulia. Estudiante candidato a la maestría de Ciencias Atmosféricas y de la Tierra (Especialización en métodos de Sistemas de Información Geográfica y Procesamiento de Imágenes Satelitales aplicados a la conservación biológica) de la Universidad de Alberta, Canadá.
Literatura citada
Castillo, A. & Van Zanten, J. (2004) Influencia de variables espaciales y geométricas de conjunto de concesiones mineras de carbón en zona protectora de cuenca hídrica: caso venezolano. En: Integración de la Mineria a la ordenación del territorio. Martins, L. & Carrion P. (eds). Ecuador. Disponible en Internet: www.fundacyt.org.ec
Cavelier, J. & Vargas, G. (2002) Procesos hidrológicos En: Ecologia y Conservación de Bosques Neotropicales. Guariguata, M. & Kattan, G. (Eds). Ediciones LUR, Cartago, Costa Rica.
Global Forest Watch (2002) The State of Venezuelan Forests: a case study at the Guayana region. Global Forest Watch, World Resources Institute, ACOANA, UNEG, PROVITA, FUDENA, Fundación POLAR. Pp: 132.
Kerr, S., A. Pfaff and A. Sanchez (en progreso) "Development and Deforestation: evidence from Costa Rica". Disponible en: http://www.columbia.edu/~ap196/ Columbia University. NY.
Laurance, W., Vasconcelos, H & Lovejoy, T. (2000) Forest Loss and fragmentation in the Amazon: implications for wildlife conservation. Oryx, Vol. 34, No. 1, January, 2000.
Laurance, W.F.; Cochrane, M.A.; Bergen S.; Fearnside, P.M.; Delamonica, P.; Barber, C.; D’Angelo, S.; Fernandes, T. (2001) The Future of the Brazilian Amazon. Science, 219: 438-439.
Leclerc G. & Rodriguez J. (1998) Using a GIS to determine Critical Areas in the Central Volcanic Cordillera Conservation Area. En: GIS methodologies for Developing Conservation strategies. Tropical Forest Recovery and Wildlife Management. Basil G. Savitsky & Thomas E. Lacher Jr. (eds.) Columbia University Press. NY, USA.
Llamozas, S., Duno, R., Meier, W., Riina, R., Stauferr, F., Aymard, G., Huber, O., Ortiz, R. (2003) Libro Rojo de la Flora Venezolana. PROVITA, Fundación POLAR, Fundación Instituto Botánico de Venezuela “Dr. Tobias Lasser”, Conservación Internacional.
Nelson, G. & Hellerstein, D. (1997) Do roads cause deforestation? Using Satellite Images in Econometric Analysis of Land Use. Amer. Jour. Agr. Econ. 79:80-88.
Pfaff, A. (1999). "What Drives Deforestation in the Brazilian Amazon?: Evidence from Satellite and Socioeconomic Data". Journal of Environmental Economics and Management 37(1):26-43.
Portillo-Quintero, C. (2004) Cuantificación del riesgo de extinción de los habitats terrestres de la cuenca de los ríos Socuy, Guasare y Cachirí. Tesis Especial de Grado presentada ante el Departamento de Biología de la Facultad Experimental de Ciencias de La Universidad del Zulia.
Primack, R.; Rozzi, R. y Massardo, F. (2001) Valoración económica indirecta En: Fundamentos de Conservación biológica: perspectivas latinoamericanas. Primack, R., Rozzi, R., Feisinger, P., Dirzo, R. y Massardo, F. Eds.(2001) Fondo de Cultura Economica, D.F., México.
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Robalino, J. & Pfaff, A. (2004) Spatial Interactions in Forest Clearing: deforestation and fragmentation in Costa Rica. Disponible en Internet : http://www.bioecon.ucl.ac.uk/Kings%20papers/Robalino.pdf. Columbia University. NY.
Rojas, Y. (2004) La actividad carbonífera y su incidencia en la configuración del territorio zuliano (Venezuela):propuestas parciales para un plan de ordenamiento territorial. Revista Geográfica Venezolana, Vol. 45 (2) 199-220.
Walter R, Drzyzga, S. Li, Y, Qi, J., Caldas, M., Arima, E. & Vergara, D. (2004) A behavioural model of landscape change in the amazon basin:the colonist case. Ecological applications 14(4) Supplement 2004 pp: S299-S312
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