Entrevista a nick cave "Escribir es difícil y doloroso, y yo lo que necesito es silencio y estar solo. "
NICK CAVE
DESDE EL INFIERNO
por David Saavedra
Fue punk en el londres de los 70, siniestro yonqui en el berlín de los 80 y bohemio dandy en los 90. el carismático Nick Cave se muestra ahora como un disciplinado trabajador y padre de familia, heredero de dylan, morrison, cohen y waits que no renuncia a seguir cantando sobre dios y las mujeres.
EL BURÓCRATA DE LAS PALABRAS. Londres está frío y nublado. Nos encontramos en el Hotel Milestone, muy cerca de los jardines de Kensington y del Royal Albert Hall, una de las zonas más señoriales de la capital británica, donde reside Nick Cave desde hace unos años. El australiano ha citado aquí a un puñado de periodistas europeos y, se quiera o no, el nerviosismo es similar al de un potencial encuentro con el coronel Kurtz de Apocalypse Now. Bueno, eso habría sido más evidente hace 20 años, cuando Cave (heroinómano y autodestructivo) llevaba hasta el extremo su leyenda negra y escribía canciones —literalmente— con su propia sangre. Fue punk en Londres, crooner siniestro en Berlín, poeta redimido en Brasil y ahora un dandy romántico en situación estable. Se casó hace tres años (ahora tiene 45) con la modelo Suzie Bick y tiene tres hijos, uno de ellos de una relación anterior. Esta situación de felicidad parece (sólo parece) haber sido el punto de iluminación de su nuevo álbum, Nocturama.
Llega el momento. Cave hojea un libraco sobre el Londres antiguo, domina una impresionante suite, viste un impecable traje color vino y su pinta, con el pelo corto dejando relucir una enorme frente, le da un aire casi como de caricatura. Detrás, un ventanal, el parque, las nubes.
Pregunta: ¿Es cierto que quisiste hacer un diario sobre el clima de Londres?
Respuesta: Sí, era algo así como un proyecto interminable titulado The Weather Diaries, pero lo dejé. Durante algo más de un año lo hice todos los días, pero no creo que nadie lo hubiese querido publicar, ya que no es algo tan interesante.
P: ¿Crees que el clima tiene alguna influencia sobre la creatividad?
R: Sí, aunque la verdadera razón por la que hice eso fue porque cada vez estaba más defraudado con el tiempo. Siempre era malo y empecé a tomármelo como algo personal. (Grita con voz gutural): «¿Qué he hecho yo para merecer este día?». Así que pensé, «muy bien, quizá necesite algo de atención» y me puse a escribir los diarios. Lo mejor que descubrí de ellos es que cuanto peor era el tiempo más interesante se hacía lo que escribía, así que acabé esperando que cada día fuese lo más mierdero posible.
P: Después de haber hecho 11 álbumes, ¿cuál fue tu motivación para grabar el duodécimo?
R: Simplemente seguir trabajando sin parar: ese es mi lema. Cuando lo dejo me siento profundamente insatisfecho con mi vida y cuando trabajo me encuentro inspirado y conectado con el mundo, que es algo que me suele resultar muy difícil porque no encuentro autenticidad en él.
P: Al igual que con el disco anterior, ¿has vuelto a encerrarte en tu oficina de 9 a 5 para componer?
R: Sí, aunque más bien era de 6 a 5.
P: ¿Y qué haces exactamente?
R: Me levanto por la mañana, voy allí, me siento y trabajo. Obviamente, la inspiración me llega en la oficina, cuando estoy preparado. A veces suceden cosas, pero no a menudo; ese supuesto frenesí de creatividad apenas existe. Escribir es difícil y doloroso, y yo lo que necesito es silencio y estar solo.
P: ¿Disfrutas más del proceso creativo que del resultado?
R: Sí, prefiero escribir y grabar. Jamás pongo mi música, y este álbum no lo he vuelto a escuchar desde que lo mezclé. Una vez que lo he finalizado pierdo el interés y empiezo a pensar en el siguiente.
P: ¿Te sueles sentir defraudado cuando vuelves a escuchar tus canciones anteriores?
R: Nunca las vuelvo a escuchar por mí mismo. A veces oigo mi material, por ejemplo, si estoy en un restaurante o algo así y alguien dice «¡Oh, está ahí Nick Cave, voy a poner uno de sus CDs a ver si lo hago feliz!». A veces pienso «está bien» y otras digo «¡vaya mierda, quita eso de ahí!».
P: Las letras son más sencillas que en discos previos. ¿Es a propósito?
R: Sí. Creo que son más crudas en el sentido de que la mayoría han salido al primer intento, sin deliberar mucho. Siempre paso un tiempo increíblemente largo con las letras hasta que son tan claras como yo quiero, pero en esta ocasión no quería quemar las canciones con el peso de los textos, sino que éstos se integraran como una parte más, y me ha gustado eso porque... salen del corazón, sí.
P: ¿Por qué Nocturama? ¿Es un elepé de sensibilidad nocturna?
R: No. Viene de una canción que se llamaba así y se refiere a las atracciones nocturnas en el zoo. Al final no entró, lamentablemente, pero me gustaba el título y lo dejé.
P: El álbum refleja bastante romanticismo. ¿Es una declaración de amor?
R: ¿Lo es?
P: Lo parece.
R: No creo que lo sea, no estoy muy seguro.
P: Con el anterior asegurabas que ya no querías ser un músico confesional. Veo que sigues evitándolo.
R: Lo que he intentado es componer un álbum que no contuviera la palabra «yo», pero fracasé y acabé escribiendo sobre lo que tienes, lo que te protege.
P: ¿Ha variado tu forma de trabajar con tu banda, The Bad Seeds? ¿Es mayor su contribución ahora?
R: No necesariamente. No entré en el estudio con las canciones completamente arregladas, como sí había hecho con los dos anteriores discos. Llegué con los acordes básicos y las letras y luego trabajamos juntos sobre ello. Creo que ha habido mayor libertad.
P: Incluso hay una mención a ellos en el tema final, Babe, I’m on Fire, 15 minutos de rock incendiario.
R: Eso hice, sí. Es una canción graciosa. Me lo pasé muy bien escribiéndola pese a que reflejaba momentos de furia y asco que sentía hacia el estado de las cosas, pero básicamente es una canción cómica en un álbum de comedia.
P: Hay temas como Wonderful Life en los que si aíslas la letra parecen tener un trasfondo muy positivo, pero que los interpretas de una forma muy oscura. ¿Te gusta jugar con esos contrapuntos?
R: Es que mi voz es muy triste, qué quieres que te diga. Tengo esta cosa en mi voz (habla de modo sobreactuado, con gravedad), es mi forma de cantar y hay una constante... constante..., tengo una voz triste, sí. Pero cuando estoy escribiendo nunca se me ocurre pensar «esto es oscuro, esto es luminoso o triste o alegre». Nunca he pensado en esos términos, simplemente escribo una canción e intento que quede bien para mí. No me paro demasiado a ver lo que significa —aunque, por supuesto, lo sé—, sino en cómo va a ser ejecutada y si musicalmente es interesante.
P: ¿Nunca tienes la idea clara de dónde quieres llegar con una canción?
R: Digamos que se revelan ante mí. No me siento pensando «quiero escribir sobre esto», sino que surgen de un modo más misterioso.
P: ¿Podría servir el conjunto de tu obra para documentar tus relaciones con las mujeres y con Dios?
R: Sí, perfectamente.
P: Porque además ambas cosas se confunden en tus canciones, ¿no? Muchas veces no se sabe si son religiosas o de amor.
R: Es cierto. Es un viejo truco que la gente viene utilizando desde hace muchos años, como sucede en el gospel, por ejemplo. Hay grandes temas que juegan con eso, como Have I Told You Lately That I Love You de Van Morrison.
P: Comenzaste en los 70 con Birthday Party, una banda muy salvaje y unos desclasados del rock, pero ahora se podría decir que formas parte de la aristocracia y que eres un clásico como Bob Dylan, Leonard Cohen, Tom Waits o el propio Van Morrison.
R: Creo que todos éstos a los que citas son outsiders. Siempre hemos operado al margen del mainstream y hemos sido unos alienígenas dentro de la música y el pensamiento contemporáneos. Que me sitúen junto a esos músicos me alegra mucho.
P: ¿Has encontrado a muchos fans defraudados desde que no utilizas formas aparentemente tan extremas?
R: Me trae sin cuidado lo que la gente piense, yo hago lo que hago y procuro que sea lo mejor posible. Si no les gusta, que escuchen al puto Marilyn Manson. Siempre habrá otros haciendo música agresiva por ahí. Hay mucha gente que anda por los 40 y se debe sentir un poco extraña por ello, así que quieren escuchar la misma música que cuando tenían 20. Del mismo modo que los jóvenes deberían rechazar todo lo que hacen sus padres, éstos deberían rechazar todo lo que hacen los jóvenes. Yo soy un hombre de mediana edad y hago la música que estoy interesado en hacer.
P: Siempre has dicho que escribes para encontrarte a ti mismo. ¿Lo has conseguido ya? ¿Cómo te sientes actualmente?
R: Sigo buscándome y... ¿que cómo me siento? ¿Qué tipo de pregunta es esa?
P: Es para terminar la entrevista con alguna frase impactante.
R: ¡Que cómo me siento! No tengo ni puta idea. Los sentimientos no me resultan demasiado interesantes, simplemente trabajo. Indagar en mis sentimientos es como intentar encontrar una rata muerta. Yo me siento desarraigado y por eso trabajo. Los sentimientos son un lujo, no tienen nada que ver conmigo. Son un concepto burgués. (Sonríe).
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